GERENCIA Y ESPIRITUALIDAD A PROPÓSITO DE SEMANA SANTA La espiritualidad nace y se desarrolla en la persona. A veces es detonada por la...

GERENCIA Y ESPIRITUALIDAD

GERENCIA Y ESPIRITUALIDAD

A PROPÓSITO DE SEMANA SANTA

La espiritualidad nace y se desarrolla en la persona. A veces es detonada por la religión, pero no necesariamente. Lo espiritual está en lo más profundo de la persona y define la forma en que amamos, aceptamos, y nos relacionamos con lo demás.
Por eso, siendo la gestión algo intensamente humano, hay un vínculo entre gerencia y espiritualidad.
Empezando la Semana Santa, es un buen momento para reflexionar sobre el tema.

GERENCIA Y ESPIRITUALIDAD

La empresa occidental, en un reflejo de lo que ocurre en todos los ámbitos sociales, se ha enfocado a la cultura del TENER, dejando o ignorando la cultura del SER. Este enfoque, no se puede negar, ha tenido grandes éxitos en cuando a aspectos materiales, pero no se puede decir lo mismo respecto a los valores, la moral, y otros elementos importantes en la vida de las personas. 
La cultura de TENER no es nociva en sí, pero resulta incompleta si sólo se enfoca a los aspectos técnicos del trabajo, ignorando el lado espiritual de las personas pues no se le ve utilidad en un mundo orientado a generar más ganancias y poder económico.
Este enfoque lleva ver solamente el lado racional de las cosas, con muy tímidas incursiones a "cómo funciona la mente", lo que también resulta ser un estudio lógico. No se fomenta, ni se sabe cómo hacer, para estimular el fuego de la espiritualidad en las empresas. Las personas no saben proyectar desde su interior, son prisioneras de sus construcciones mentales (resentimiento por el pasado, temor y ansiedad por el futuro, sin vivir jamás el AHORA, el momento presente concreto), y no tienen forma de alcanzar "su verdadero potencial", como a veces se predica. 
Se requiere pasar de un modelo enfocado a generar más y más utilidades sobre la base de la jerarquía y el poder, a otro basado en el compromiso, la confianza, y el balance vida-trabajo para lograr calidad de vida por encima de crecimiento en utilidades. 
Esto no se puede hacer dentro del marco de la gestión puramente racional que es la que más predomina actualmente. 
La esencia productiva de una empresa está en la PERSONA, y esto requiere pasar de una gerencia centrada en el TENER a una centrada en el SER. 

HACIA UNA GERENCIA ESPIRITUAL

La gerencia espiritual es la gestión del SER, que se refleja en la ética de las personas. Sí, la ética genera utilidades, como lo hace el respeto profundo a las personas. Se trata de gestionar con nuevos valores, como RESPETO, CREDIBILIDAD, y CONFIANZA. Con demasiada frecuencia vemos que estos valores nucleares no se practican, no se tienen, y no se hace nada para resolver el problema. 
Abundan los problemas de comunicación. ¿Por qué? La comunicación depende de la gerencia. ¿Por qué no se le presta atención a mantener informadas a las personas? Ellas comparten su destino con la empresa. Pero, a la gerencia eso no le importa. ¿Pará qué molestarse?


El enfoque al TENER ha llevado al exceso de controles, a las auditorías, a la desconfianza, mucha presión, y prioridades que, sinceramente, van en contra del más elemental respeto al trabajo y a la dignidad del trabajador. En la mente de muchos directivos las palabras "S.A." que aparecen después del nombre de la empresa, significan "Sin Alma", como bien apuntó un directivo en una reunión reciente del equipo gerencial de una importante empresa en Nicaragua. 
Por supuesto, el liderazgo es importante, pero ¿qué liderazgo queremos? Conozco un caso que el equipo gerencial reclama al gerente que sea más directivo. ¿Por qué? Es más cómodo. Estamos acostumbrados a seguir caciques. No nos interesa pensar, proponer, arriesgar, y asumir responsabilidad. Eso podría poner en riesgo lo que "tenemos". 
El liderazgo que se necesita se debe enfocar a crear una visión de futuro auténtica, de orden superior, con la que todos se identifican y que les permite abrir el camino de la auto-expresión individual a todos los niveles como base para la toma de decisiones (estratégicas, tácticas, operativas). Esto es mucho más que luchar por cumplir metas numéricas del trimestre. Pero no, no nos enfocamos a la transformación de las personas. La gerencia no tiene tiempo para eso. 
Pero, sólo se es líder cuando se transforma la vida de las personas y, a con ellas, se desarrolla la organización. Por eso, un buen gerente debía preguntarse si su gestión está orientada a mejorar la vida de su gente, a que se transformen y descubran. 

MEJORAR LA VIDA DE LA GENTE

El concepto se ha venido viendo desde la óptica del TENER: mejor salario, mejor vehículo, más facilidades, más cobertura social, etc. O sea, "mejor" significa "más." Esa cultura hace que los empleados perciba como "buena" una empresa según lo que les ofrezca de más. Sí, eso puede ser útil para satisfacer necesidades básicas, e incluso, justo. Pero no cambia la vida de las personas. 
En el mundo del SER, mejorar la vida de las personas implica a que asistan al descubrimiento de su propia esencia, lo que está más allá de el incesante auto-diálogo construido por la mente, que siempre va al pasado o al futuro, pero que no existe aquí y ahora, nunca está en el presente.. 

Las personas no conocen quiénes son realmente, no pueden hacerlo bloqueadas por la actividad de la mente. La mente es una maravillosa herramienta, pero que no es capaz de sustituir a ese SER que todos poseemos dentro, sino que más bien lo oscurece y no permite que se revele. 
La cultura oriental nos sigue sorprendiendo con su productividad y el grado de compromiso de sus trabajadores. Ellos entienden mejor que nosotros el mundo del SER. Por eso logran que la gente vaya al trabajo con una auténtica alegría, y no porque necesitan ganar un salario. 
¿Cuántas personas conoce usted que realmente es capaz de meditar, de "apagar" el diálogo interno, de enfocar toda su atención a lo que está ocurriendo ahora? Probablemente, a muy pocos. En esa gran masa desconocedora se incluye a la inmensa mayoría de los gerentes y directivos. ¿Quién les ha mostrado que es allí, en el mundo del SER, donde está la verdadera productividad y el compromiso que tanto buscan? Nadie. Eso no se enseña en el mundo de los negocios.

LA GERENCIA ESPIRITUAL

La gerencia espiritual es de servicio. Es un compromiso integral que permite que la gente se auto-gestione, que los gerentes y supervisores se enfoquen a inspirar los valores y los principios que hacen del trabajo un placer. En toda empresa se encuentran personas así: son ejemplo de compromiso y dedicación al trabajo, hacen las cosas con una alegría natural, casi si esfuerzo. ¿Por qué son así? Tal vez, vale la pena (si conoce a alguno) que le pregunte por qué hace lo que hace. Suelen ser muy exitosos, "con mucha suerte", "privilegiados", y es verdad. Creen profundamente en ellos mismos, han logrado revelar su SER. 
Ese conocimiento, junto con todo lo que la persona sabe del mundo racional, es muy poderoso. Es la gran oportunidad para la gerencia actual. Es lo que se necesita ahora. 
Pero no se puede pedir a un gerente que gestione en base a valores si se menosprecia la espiritualidad dentro de la empresa. Los valores no se pueden gestionar desde el intelecto, son de orden espiritual, no racional. Por eso suelen ser tan olvidados en la práctica habitual de la gestión. 
Finalmente, si las personas ven que no hay una preocupación real por ellos, por su felicidad, por su realización personal, por ayudarlos a que aprendan a disfrutar este paso por la vida, ¿para qué sirve estar declarando valores? Se puede obligar a alguien a cumplir determinadas normas de comportamiento, pero en cuanto la presión cesa, la persona regresa a sus comportamientos habituales. 

EN RESUMEN

Cuando en una organización reina la desconfianza, la gestión por miedo , la creencia en la teoría X  y los dirigentes se dedican a controlar el trabajo a través de cuadros de mandos encerrados en sus despachos  entonces son necesarias las inspecciones y las auditorías. Este es el mundo del TENER. 
Por el contrario, cuando los líderes participan en el trabajo, establecen una cultura de cooperación, de mutua confianza, de motivación intrínseca y de trabajo en común para conseguir un propósito acorde con el punto de vista del cliente entonces las auditorías y las inspecciones carecen de sentido. Hay innumerables ejemplos de empresas que funcionan perfectamente sin necesidad de inspecciones y auditorías. Este es el mundo del SER.