Te parezca o no, estás en la arena del circo, como el león. Todos estamos allí. La mayor parte del tiempo la pasamos congelados, mirando las patas de la silla en nuestra cara, debatiendo en silencio cuál de ellas es la más importante.
Hace ya más de un siglo, un domador de leones llamado
CLYDE BETTY
aprendió una lección que es de extrema utilidad para nosotros; lo humanos.
Tiene que ver con cómo enfocar, concentrarte mejor, y vivir una vida más sana.
El domador de leones que sobrevivió
Este domador nació en Ohio en 1903. Cuando era un adolescente lo sacaron de su
hogar, y terminó teniendo un trabajo en un circo, a los 10 años, limpiando jaulas. Con el paso
del tiempo fue progresando hasta convertirse en un "domador"
de circo muy popular.
Se hizo famoso por su acto de "pelea", en el que
domaba a fieros animales salvajes. En cierto punto en su acto, se incluían
leones, tigres, jaguares, hienas, todos a la vez y él era capaz de controlar a
todo el grupo.
Pero esta es la parte más impresionante de todas…
En aquella época, donde la mayoría de los domadores de leones
moría en la arena, CLYDE BEATTY vivió hasta sus 60, y murió de cáncer, no a
causa de un león.
Esto fue posible gracias a una idea bien sencilla: fue el primer
domador que llevó una silla a la arena del circo.
Y esto fue lo que ocurrió…
El látigo y la
silla
La imagen clásica del domador de leones es esa: tiene un látigo
en una mano y una silla en la otra. El látigo atrapa la atención, con sus
chasquidos, pero esto es más para el espectáculo. En realidad, el trabajo
importante lo hace la silla.
Cuando el domador de leones coloca la silla frente a la cara del
león, el animal trata de enfocar a la vez a las cuatro patas de la silla. Con
este foco dividido, el león se confunde, y no está seguro de qué debe hacer a
continuación. Al enfrentar tantas opciones, el león prefiere congelarse y
esperar, en lugar de atacar al hombre que está detrás de la silla
sosteniéndola.
Evitando lo
suerte del león
¿Con qué frecuencia nos vemos en la misma situación que el león?
¿Con qué frecuencia hay algo que queremos (como perder peso,
ganar músculos, comenzar un negocio, viajar más, elegir el tema de la tesis, …) para sólo terminar más
confusos con todas las opciones que tenemos por delante, de modo que nunca
progresamos?
Esto es especialmente cierto en áreas como la salud, los
ejercicios, y la medicina, donde cada persona y empresa parece creer que es su
deber hacer las cosas más complejas: cada nueva rutina o cada nueva dieta te
parece mejor que las demás, y cambias para esa opción.
Esto nos frustra, porque mientras los expertos se la pasan
discutiendo qué opción es la mejor, los que queremos mejorar (usted y yo) nos
perdemos con toda la información conflictiva sobre el tema que llueve sobre
nosotros.
El resultado final es que no podemos enfocar o que estamos
enfocando a lo que no es correcto. Por eso, actuamos menos, progresamos menos,
y nos estancamos cuando debíamos estar mejorando.
Eso puede cambiar. He aquí cómo…
Enfocando y
concentrándonos mejor
Cada vez que veas que el mundo te pone una
silla en la cara, como al león, recuerda esto: Todo lo que necesitas hacer es
comprometerte a una cosa.
Al principio, ni siquiera tienes que tener
éxito. Sólo necesitas comenzar. De hecho, comenzar aunque no tengas ganas es
uno de los principales hábitos de la gente exitosa.
La mayoría de las veces, la habilidad para
empezar y comprometerse con una tarea es lo único que se necesita para enfocar
mejor.
Es que la mayoría de las personas no tienen problemas para
enfocarse, sino para decidir.
¿Ha tenido alguna vez que ejecutar una tarea que tiene que hacer
absolutamente? ¿Qué ocurre? Va y la hace. Tal vez se retrasa un poco, pero una
vez que se compromete con hacerla, la termina.
En otras palabras, tener progresos en su salud, trabajo, y en la
vida en general, no tiene que ver con aprender a enfocar y a concentrarse
mejor, sino con aprender cómo seleccionar una tarea específica y comprometerse
con ella.
Tienes la habilidad para enfocar, sólo necesitas elegir dónde
enfocar en lugar de actuar como el león y dividir tu atención entre las cuatro
patas de la silla.
¿Quieres perder 30
libras?
Excelente. Come comida real (cualquier cosa que no venga
empacada o en una caja es un buen comienzo), y haz más ejercicios. No necesitas
más información. No necesitas aprender cómo enfocar en las cosas correctas.
Sólo necesitas comprometerte con los fundamentos. Construye primero los buenos
hábitos, luego tendrás muchísimo tiempo para los detalles.
¿Quieres rendir más como atleta?
Muy bien. Deja de soñar y comienza a vivir como un
atleta real. Ve a dormir temprano. Organiza tu día alrededor de tu
entrenamiento. Prioriza el horario de entrenamiento. Deja de atender las
distracciones y logra comprometerte con tu entrenamiento.
¿Quieres comenzar un
negocio?
Claro que puedes. Por supuesto, es incómodo y es incierto. Todos
los emprendedores han pasado por eso. No necesitas una nueva estrategia o
imaginar cómo enfocar mejor. Sólo necesitas comprometerte a que pase. Da los
primeros pasos. Y ten fe que se te van a ocurrir los pasos siguientes en la
medida que los vayas necesitando.
Todos tenemos la capacidad de enfocar y concentrar. Pero sólo si
decidimos qué es importante para nosotros, y a qué nos vamos a comprometer para
lograrlo, es que va a ocurrir. La única elección equivocada es no elegir
ninguna.
Dejar de mirar
la silla
Te parezca o no, estás en la arena del circo, como el león.
Todos estamos allí. La mayor parte del tiempo la pasamos congelados, mirando
las patas de la silla en nuestra cara, debatiendo en silencio cuál de ellas es
la más importante.
No tiene por qué ser así.
Si tienes algo que quieres lograr, o un lugar adonde ir, o
deseas cambiar algo … toma una decisión. Si estás claro de dónde quieres ir,
ponte en marcha, actúa, que las cosas se van a ir dando a lo largo del camino,
o dejarán de estorbar.
No tienes que hacerlo todo a la vez, pero sí hay algo que tienes
que hacer AHORA. Algo que te está llamando, que es importante para ti, que
estás destinado a hacer. No sé lo que es, pero tú sí lo sabes. Quita la vista
de la silla, quita la silla del camino, y ve por ello.
CLYDE BEATTY domando un león con una silla.
NOTA: (En su autobiografía, el propio CLYDE BEATTY aclaró que él no fue el primero en usar la silla, que la misma se usaba desde que él era niño, y desde mucho antes).