Otra persona agrede ese espacio porque allí consigue algo que necesita. Le das las oportunidad al no saber cuáles son tus fronteras, y lo que cuesta mantenerlas. En tu espacio personal nadie tiene el derecho a negarte tus pensamientos o emociones. Ni a decirte qué tienes que pensar o sentir. Ni obligarte a recibir nada que no desees. Estas son tus fronteras, y tienes el derecho a hacer lo necesario para defender ese derecho contra ataques. Y mientras más invadan ese espacio, más legítima es la defensa.
No hagas a los demás lo que te resulta odioso Hillel (Ver entrada anterior: ASERTIVO VS AGRESIVO ) Invadir, no defender ...
ESPACIO PERSONAL Y ESPACIO COMPARTIDO
No hagas a los demás lo que te
resulta odioso
Hillel
(Ver entrada anterior: ASERTIVO VS AGRESIVO)
Invadir, no defender
Muchos creen que proteger sus fronteras y ser
verbalmente agresivo es la misma cosa. Es una línea fácil de cruzar porque en
momentos de posible confrontación con otros, las emociones van rápido y ciegan a las personas involucradas en lo que hacen. Piensan que un
asaltante potencial se alejará si hacen un ruido intimidante y estridente. Los que recurren es que no se dan cuenta del peligro en que se ponen con este
comportamiento, no se dan cuenta que tal escena puede también
provocar un ataque mucho más furioso, especialmente por parte de aquellos
habituados a la violencia.
Es que la hostilidad verbal elevada no muestra
compromiso por defender tus fronteras. En cambio, lo que sí muestra es que tienes miedo y no
estás listo para sacar físicamente al que se atreva a pasar esas fronteras. Al invadir "su espacio", le estás
diciendo al otro que no sabes dónde están esas fronteras. Y si no sabes eso, tampoco
sabes cuándo es hora de defenderte físicamente. Eso te hace vulnerable a un asalto.
Si eres verbalmente agresivo con un asaltante
potencial, puede que hayas cruzado SU frontera personal, aquello que él o ella no permite que hagan.
Espacio personal y espacio
compartido
La idea del espacio personal y el espacio
social es importante. Los seres humanos necesitamos que ambos existan.
Si compartes un apartamento con alguien, el espacio
personal puede vincularse a los dormitorios individuales. Cada persona tiene su dormitorio y este espacio es suyo y de nadie más. Lo que hace allí y cómo usa su
espacio, es elección suya; cómo lo mantiene, a quién invita, y quién se
queda fuera, son derechos de cada persona.
Pero el espacio compartido es otra
cosa. Es el que usan ambos (sala, cocina). Las reglas son diferentes en el
espacio compartido ytodos deben comprometerse a cumplirlas.
En el espacio personal nadie tiene el derecho a
dictar cómo lo mantienes o lo usas. Eres allí el rey. Sin embargo, el espacio compartido permite a todos
llenar necesidades extra. En esas áreas nos reunimos,
socializamos, trabajamos o nos cuidamos.
En un espacio compartido hay responsabilidades y
reglas. Muchos están determinados
culturalmente, y nos apegamos a ellos de manera inconsciente, y otros están
determinados por un grupo específico de condiciones, o son negociados caso a
caso.
El espacio compartido puede venir en muchos niveles.
Pueden ser tangibles, como un supermercado, un banco, o un teatro; y pueden haber reglas para cómo se debe comportar allí la gente. Incluso en un espacio compartido, tenemos
nuestro propio espacio personal.
Otro nivel de espacio compartido, es el lugar de
trabajo. Allí hay una
cultura, donde se espera que la gente se comporte de una forma aceptable.
Pero esas normas no son gratuitas, se han desarrollado a lo largo del tiempo
para evitar problemas comunes y permitir más oportunidades de éxito colectivo y para conseguir los beneficios del trabajo, aceptamos sus normas de conducta.
El hogar es una pequeña versión de lo anterior. El
dormitorio de cada uno es su espacio personal, el resto de la casa es propiedad
compartida. Los estándares por los que el resto de la casa se mantiene para el
beneficio de todos es algo que debe contar con el acuerdo de todos los miembros
de la familia. Uno está "bien" siempre que entienda que su espacio
personal termina donde comienza el espacio compartido.
La fuente de muchos problemas
No entender la diferencia entre el espacio personal
y el compartido es una de las fuentes de problemas más comunes. Algunos no
entienden dónde se acaba su espacio personal y comienza el espacio compartido.
Otros tratan intencionalmente el espacio compartido como si fuera personal. En
ambos casos se tiene una violación al espacio de otros.
Al actuar en el espacio compartido como si
estuvieras en el espacio individual (donde puedes hacer lo que quieras sin
considerar el beneficio o necesidad de otros) agredes los derechos de los
demás.
Ejemplo: un bravucón que muestra sus genitales en
público está violando un acuerdo social de comportamiento. El motivo de un
comportamiento así no siempre es posible de entender, pero que se violan las
reglas de conducta es algo incuestionable.
¿Dónde comienzan y
terminan tus derechos?
Tu espacio personal, tus fronteras nadie te las
puede quitar. Sólo tú puedes entregarlas o perderlas . Eso lo puedes hacer por
preservar algo más valioso (como la seguridad o una creencia personal) y
sacrificarlo por un ideal superior. O lo puedes perder por no actuar de manera
consistente respecto a mantener el poder.
Otra persona agrede ese espacio porque allí consigue algo que necesita. Le das las oportunidad al no saber cuáles son tus fronteras, y lo que cuesta mantenerlas. En tu espacio personal nadie tiene el derecho a negarte tus pensamientos o emociones. Ni a decirte qué tienes que pensar o sentir. Ni obligarte a recibir nada que no desees. Estas son tus fronteras, y tienes el derecho a hacer lo necesario para defender ese derecho contra ataques. Y mientras más invadan ese espacio, más legítima es la defensa.
Otra persona agrede ese espacio porque allí consigue algo que necesita. Le das las oportunidad al no saber cuáles son tus fronteras, y lo que cuesta mantenerlas. En tu espacio personal nadie tiene el derecho a negarte tus pensamientos o emociones. Ni a decirte qué tienes que pensar o sentir. Ni obligarte a recibir nada que no desees. Estas son tus fronteras, y tienes el derecho a hacer lo necesario para defender ese derecho contra ataques. Y mientras más invadan ese espacio, más legítima es la defensa.
En el espacio compartido tienes el derecho absoluto
de negociar y comprometerte para conseguir lo que necesitas. Por lo mismo,
tienes la responsabilidad de mantener lo acordado.
Esto tiene sentido si es ganar/ganar. Si no es así,
hay que renegociar la situación. Y si alguien no está dispuesto a cumplir,
comprometerse o renegociar, tienes del derecho absoluto de irte donde puedas
resolver tus necesidades. Sin el compromiso de los demás, estos no merecen el beneficio de tu
presencia.
Defender tu espacio
Al entender tu espacio personal puedes comenzar a
construir un sistema para proteger sus fronteras legítimas. Sin esa comprensión
no puedes defender con efectividad una fronteras que no conoces y no sabes dónde están. También vas a violar las fronteras de otros y provocar
respuestas por esa actuación. No importa quién o qué dio inicio, o qué
violación fue percibida, vas a recibir una visita en tu espacio si los otros
creen que violaste el de ellos.
Si no paras a alguien en el espacio compartido e
invade tu espacio personal hay dos escenarios: te defiendes o te conviertes en víctima. Al
tratar las cosas en el espacio compartido, te das la libertad de moverte y, si
es necesario, abandonar el lugar.
Los conceptos de espacio (personal y compartido,
físicos y mentales) son claves para evitar ser agredido por un extraño. Sin
embargo, la realidad de la violencia es que sólo una pequeña porción ocurre
entre extraños. La mayoría se da entre gente que se conoce. Estar alerta de los
espacios no sólo evita la violencia doméstica, sino que ayuda a las relaciones
personales.
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About author: Hugo
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