EL CONTROL DISTRIBUIDO DELEGAR es la mejor forma de mantener gestionada una empresa y sus proyectos. Pero a los gerentes les cuesta muc...

EL CONTROL DISTRIBUIDO

EL CONTROL DISTRIBUIDO

DELEGAR es la mejor forma de mantener gestionada una empresa y sus proyectos. Pero a los gerentes les cuesta mucho apreciar la profundidad de esta afirmación.
Si queremos regular un sistema, necesitamos un modelo del mismo (se llama Teorema de Conant-Ashby, de paso). Para construir tal modelo (que es nuestra representación mental del sistema) usamos la información que nos provee el sistema en cuestión.
  • Un piloto usa la información que tiene en la cabina para entender lo que el avión está haciendo y controlarlo.
  • Un controlador aéreo utiliza la información en las pantallas del radar para visualizar el espacio aéreo alrededor de un aeropuerto y controlar el tráfico allí. 
  • Un gerente usa reuniones y reportes para tratar de entender la dinámica de la empresa. 
Sin embargo, el control de un sistema está limitado por la cantidad de información disponible sobre el sistema. Mientras menos información se tiene, o menos precisa es la misma, peor es nuestra capacidad para crear un modelo mental apropiado del sistema. Y sin un buen modelo, como dice el teorema), no podemos ser buenos reguladores de ese sistema.
Las cosas empeoran cuando se trata de sistemas sociales complejos (como una empresa): mientras más complejo es el sistema, menos capaces somos de construir un modelo operativo del mismo. Es difícil (pero no imposible) entender cómo funciona una computadora y poder controlarla. O un automóvil. Pero en los sistemas complejos la información disponible para el controlador es o demasiado compleja para entenderla o no es suficiente para construir un modelo apropiado.
Como ejemplo, trate de imaginar un mapa de Londres que nos ayude a controlar todo lo que pasa en la ciudad, desde el tráfico hasta la comunicación, las familias y los negocios. Cuando se trata de sistemas complejos, el controlador no puede quedar bien parado.
Mientras más complejo es el sistema, menos lo podemos controlar. Por fortuna, hay soluciones a este problema:
  • Los controladores aéreos no tratan de pilotear los aviones: dejan que los pilotos hagan eso.
  • Los pilotos controlan algunas pocas cosas, la mayoría del control está delegado a sistemas automáticos. 
  • Los gerentes (sabios) delegan la mayoría de las actividades a los miembros del equipo. 
La delegación del control es una forma que tienen los gerentes para controlar los sistemas complejos.
Se pasan decisiones y responsabilidades a niveles más bajos donde alguien tiene información que es de menor volumen o más precisa. Los gerentes que son sabios, entienden que deben tomar la menor cantidad posible de decisiones. Para que exista un mejor control general del sistema, la mayoría de las decisiones se tienen que tomar en los diferentes sub-sistemas, no a nivel central.

CONTROL DISTRIBUIDO
Veamos, por ejemplo el sistema "YO"
No controlo activamente ni propio ritmo cardíaco, mi sistema digestivo, mi respiración, mi presión sanguínea, mi sueño, o mi sistema inmune. Todas esas actividades tienen sub-sistemas a cargo dentro del sistema superior al que llamo "YO". Hasta me atrevo a pensar que YO "está en control y que se comunica con otros sistemas similares ("USTEDES") que también piensan que están en control. Pero al final del día, nuestros sub-sistemas internos están haciendo todo el trabajo, por su propia cuenta. Y ellos nos dejan una pequeña ventana para ejercer lo que nos gusta llamar "nuestra voluntad" o "libre alberdrío."
Esta delegación del control no se detiene tampoco a nivel de sub-sistema. Mi sistema inmune no tiene un control central. No hay una neurona maestra en el cerebro que controle mi pensamiento, y no hay una célula rectora que marque el paso a mi corazón. Todo el control está distribuido de nuevo entre las partes de cada uno de esos sub-sistemas. Y por una buena razón: una autoridad única de control no hace al sistema ni más robusto ni más resistente.
Si hubiera una ventaja clara del control central sobre el control distribuido, la propia naturaleza, en su evolución infinita de selección natural, no hubiera resultado en el control distribuido como filosofía de diseño para los organismos. Esto es fácil de entender: si mi sistema inmune estuviera controlado por una autoridad central, sería mucho más fácil para los virus vencerlo. No sería tan robusto ni tan resistente como es ahora.
En el libro OUT OF CONTROL (Kevin Kelley) se listan las NUEVE LEYES DE DIOS, y las dos primeras son:
  • DISTRIBUYE EL SER: Un sistema complejo es más que la suma de sus partes. La parte "extra" está distribuida entre el sistema. No puede ser atribuida a ninguna parte autoritaria única. 
  • CONTROLA DE ABAJO A ARRIBA: En los sistemas complejos, todo ocurre a la vez, y los problemas ignoran cualquier autoridad central. Por tanto, el gobierno general de esos sistemas debe ser distribuido entre las partes. 
 El control distribuido es crucial para la supervivencia de los sistemas complejos. La forma de distribuir el control en las empresas es mediante el EMPODERAMIENTO.

PERO NADA DE ESTO ES NUEVO....
Cierto. Mucho de lo que se escribe sobre descentralización y delegación fue debatido hace décadas por expertos como Edwards Deming y Peter Drucker.

MORALEJA: EMPODERAR A LOS NIVELES MÁS BAJOS ES UNA NECESIDAD.

ANEXO: LAS 9 LEYES DE DIOS (según las escribió originalmente K. KELLEY)
Las 9 leyes de Dios

Distribuye el ser. El espíritu de una colmena, la conducta de una economía, el pensamiento de un supercomputador, y la vida en mí están distribuidos en una multitud de unidades menores (las que en sí mismas pueden ser distribuciones). Cuando la adición de las partes puede sumar más que las partes, entonces ese ser extra (ese algo que proviene de la nada) está distribuido entre las partes. Cuando quiera que hallamos algo proveniente de la nada, lo encontramos surgiendo de un campo de muchas piezas pequeñas en interacción. Todos los misterios que creemos más interesantes—la vida, la inteligencia, la evolución—se encuentran en el suelo de grandes sistemas distribuidos.
Controla de abajo hacia arriba. Cuando todo está conectado con todo en una red distribuida, todo ocurre a la vez. Cuando todo sucede a la vez, problemas amplios que se mueven con rapidez simplemente rebasan cualquier autoridad central. Por tanto, la gobernanza del conjunto debe surgir de los más humildes actos interdependientes realizados localmente, y no de un comando central. Una turba puede dirigirse a sí misma, y en el territorio del cambio rápido, masivo y heterogéneo, sólo una turba puede dirigir. Para obtener algo de nada, el control debe descansar en la base dentro de la simplicidad.
Cultiva rendimientos crecientes. Cada vez que usamos una idea, un lenguaje o una destreza, la fortalecemos, la reforzamos y la hacemos más probable de ser empleada de nuevo. Esto es lo que conocemos como retroalimentación positiva o efecto de bola de nieve. El éxito procrea éxito. En los Evangelios, se encuentra este principio de dinámica social: “A aquellos que tienen, más se les dará”. Cualquier cosa que altere su ambiente para aumentar la producción de sí mismo, está jugando el juego de los rendimientos crecientes. Y todo gran sistema sostenible juega ese mismo juego. La ley opera en la economía, en la biología, en la ciencia de la computación y en la psicología humana. La vida en la Tierra altera a la Tierra para obtener más vida. La confianza construye confianza. El orden genera más orden. Los que tienen, obtienen.
Crece por acreción. El único modo de hacer un sistema complejo que funcione es comenzar por un sistema simple que funcione. Los intentos de instalar una organización altamente compleja—tal como la inteligencia o una economía de mercado—, sin criarla, conducirá inevitablemente al fracaso. El ensamblaje de una pradera toma tiempo, aun cuando se tenga todas las piezas. Se necesita tiempo para dejar que cada componente se pruebe a sí mismo contra los otros. Se crea la complejidad, por tanto, ensamblándola incrementalmente a partir de módulos simples que pueden operar independientemente.
Maximiza las fronteras. La creación del mundo está en la heterogeneidad. Una entidad uniforme debe adaptarse al mundo con revoluciones ocasionales que estremecen la tierra, una de las cuales la matará con seguridad. Por otro lado, una entidad diversa, heterogénea, puede adaptarse al mundo en una miríada de mini-revoluciones diarias, permaneciendo en un estado de agitación permanente pero nunca fatal. La diversidad favorece los bordes remotos, las afueras, las esquinas escondidas, los momentos de caos y las aglomeraciones aisladas. En los modelos económicos, ecológicos, evolutivos e institucionales, una sana frontera acelera la adaptación, aumenta la capacidad de recuperación y es, casi siempre, la fuente de las innovaciones.
Honra tus errores. Un buen truco sólo funcionará un cierto tiempo, hasta que todo el mundo lo esté haciendo. Avanzar a partir de lo ordinario requiere un juego nuevo o un nuevo territorio. Pero el proceso de salir fuera del método, juego o territorio convencionales es indistinguible del error. Aun el acto más brillante del genio humano es, a fin de cuentas, un acto de ensayo y error. “Ser un error y ser desterrado es parte del diseño de Dios”, escribió el visionario poeta William Blake. El error, azaroso o deliberado, debe convertirse en parte integral de cualquier proceso de creación. La evolución puede ser pensada como una gestión sistemática del error.
No procures óptimos; ten objetivos múltiples. Las máquinas simples pueden ser eficientes; no así la maquinaria compleja adaptativa. Una estructura compleja tiene muchos señores, y ninguno de ellos puede ser servido en exclusividad. Antes que luchar por la optimización de alguna función, un sistema grande podrá sobrevivir sólo satisfaciendo (consiguiendo algo suficientemente bueno) a una multitud de funciones. Por ejemplo, un sistema adaptativo debe transar entre la explotación de una ruta conocida de éxito (la optimización de una estrategia vigente) y la distracción de recursos para explorar nuevas rutas (y por ende perder energía en la búsqueda de métodos menos eficientes). Tan vasta es la mezcla de los impulsos de una entidad compleja, que es imposible desentrañar las verdaderas causas de su supervivencia. La supervivencia es una meta de múltiples puntas. La mayoría de los organismos tiene tantas puntas que bruscas variaciones terminan funcionando, más que versiones precisas de proteínas, genes y órganos. Al crear algo de la nada, olvida la elegancia; si funciona es hermoso.
Busca el desequilibrio permanente. Ni la constancia ni el cambio incesante soportan la creación. Una buena creación, como el jazz, debe balancear una fórmula estable con frecuentes notas inarmónicas. El equilibrio es la muerte. No obstante, a menos que un sistema se estabilice en un punto de equilibrio, no sería mucho mejor que una explosión súbita y la muerte. Una Nada, por consiguiente, es a la vez equilibrio y desequilibrio. Un Algo es el desequilibrio persistente—un estado continuo de surfing para siempre en el borde, sin detenerse y sin caer. Alojado en ese umbral líquido reside el santo grial de la creación y la búsqueda de todos los dioses aficionados.
Cambia al mismo cambio. El cambio puede ser estructurado. Es esto lo que los grandes sistemas complejos hacen: coordinar el cambio. Cuando se construye sistemas extremadamente grandes a partir de sistemas complicados, entonces cada sistema comienza a influir y, en último término, a cambiar la organización de los otros sistemas. Es decir, si las reglas del juego se componen de abajo hacia arriba, es entonces probable que las fuerzas interactuantes del nivel inferior alterarán las reglas a medida que el juego progresa. Con el tiempo, las mismas reglas del cambio cambiarán. La evolución, en su significado cotidiano, tiene que ver con cómo una entidad cambia en el tiempo. Una evolución más profunda, como pudiera definirse formalmente, trata acerca de cómo las reglas del cambio de entidades en el tiempo cambian ellas mismas con el tiempo. Para obtener lo máximo a partir de la nada, uno necesita tener reglas autocambiantes.