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LA ESCALA DE LAS EMOCIONES

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 LOS EVENTOS DE LA VIDA Y LAS EMOCIONES


El gran Mariano Rivera era relevista intermedio de los Yankees de Nueva York. Feliz y letal, con apenas un sólo lanzamiento. Rindió tanto que lo promovieron a ser el "cerrador" regular del equipo. Asumió el puesto como una gran responsabilidad. Su rendimiento se vino a bajo de inmediato. Un inteligente director lo llamó y le dijo: "Mariano, no estás dando los resultados que necesitamos. ¿Sabes qué te pasa? No estás siendo tú mismo, estás queriendo ser alguien perfecto. Deja ese sentimiento. Concéntrate en el próximo lanzamiento, olvídate de ganar o perder, de quedar bien o mal. Disfruta el juego. Eres nuestro hombre, confiamos en tí" Los resultados fueron inmediatos. De ahí, a una extraordinaria carrera a ser el mejor cerrador de todos los tiempo en las Grandes Ligas.
Cuando sentimos una emoción negativas (enojo, por ejemplo), en lugar de enfrentar lo que nos ocurre, preferimos culpar a personas o eventos de “causar” dicho sentimiento y preferimos sentirnos víctimas: “Esto que hiciste me enojó”, “Eso me asustó”, “Estoy preocupado por esto”. En realidad, es todo lo contrario. Los sentimientos reprimidos y suprimidos buscan una salida, y utilizan para ello los eventos que ocurren como disparadores y excusas para proyectarlos.
Es porque estamos enojados que los eventos nos enojan. La persona enojada se rodea de circunstancias que la enfurecen. Pero si aprendemos a dejar ir el enojo, es muy difícil que algo externo nos enoje. Lo mismo se aplica a los otros sentimientos negativos, una vez que se hemos aprendido a dejarlos ir. 

EL MECANISMO DE DEJAR IR

Dejar ir implica estar alerta al sentimiento, dejar que salga, permanecer con él, y dejar que corra su curso sin tratar de hacer algo con él. Significa dejar que el sentimiento esté ahí, y permitirse sentirlo sin resistirse al mismo, ventilarlo, temerle, condenarlo, o moralizar al respecto. Significa no juzgar, y ver que es solamente un sentimiento. La técnica es estar con el sentimiento y abandonar todo esfuerzo por modificarlo. Es resistir al sentimiento lo que mantiene al sentimiento activo. Cuando dejas de resistirte o de tratar de modificar el sentimiento, se pasará al pensamiento siguiente y aparecerá una sensación de alivio.
Tener miedo al miedo es un ejemplo. Lo primero es dejar ir el miedo a tener el sentimiento, y luego, dejar  ir al sentimiento mismo de miedo.Y tenemos miedo a muchas cosas, como Mariano Rivera, que temía quedar mal ante su equipo.
Entendamos que los pensamientos son racionalizaciones de la mente tratando de explicar la presencia del sentimiento. Y los mismos se repiten y refuerzan interminablemente, creando tremenda presión, que es la causa real  que nos impide liberarnos de la emoción negativa. Los pensamientos o los eventos externos son solo excusas construidas por la mente.
Dejar ir es no tener emociones fuertes respecto a algo. Si pasa bien, si no, también. Es estar libre de anexos. Podemos disfrutar algo, pero no lo necesitamos para ser felices. Vamos así reduciendo la dependencia de cosas o personas fuera de nosotros mismos. 
Cuando la persona aprende a dejar ir los sentimientos continuamente, llega a un estado de libertad: los sentimientos vienen y van, pero no eres esos sentimientos, más bien eres un testigo de ellos. No te identificas con los mismos. No cambias con ellos. El “tu” que observa y está alerta sigue siendo el mismo. Poco a poco te conviertes en el testigo, y no en el que experimenta el sentimiento. Te vas acercando cada vez más a tu propio Yo. Te das cuenta que has vivido siendo víctima de tus sentimientos. Que no eres la versión que has creado con tu ego, o con lo que la mente cree erróneamente que es necesario para sobrevivir.
Los resultados de dejar ir son rápidos y sutiles. Pero los efectos son muy poderosos. A veces ni nos damos cuenta que lo hemos hecho porque una vez que algo se ha dejado ir, desaparece del consciente. Y como ya no pensamos en eso, no nos damos cuenta que lo hemos dejado ir.

LA RESISTENCIA A DEJAR IR

Eres libre. No tienes que dejarlo ir. Nadie te fuerza a ello. Buscar el miedo tras la resistencia. Mantenerte dejando ir todo miedo que aparezca, y la resistencia desaparecerá. Pero eso no es fácil: el ego sabe que lo estamos atacando, y que está perdiendo control. Recordar que el ego no es nuestro amigo. Intenta mantenernos esclavizados en sus esquemas. 
Dejar ir es una habilidad natural. Es usar nuestra propia naturaleza para ser más felices. Es lo que hacemos cuando algo que nos gusta: ni sentimos el paso del tiempo; la mente está tranquila; estamos felices, funcionales, sin stress. No necesitamos para nada los pensamientos que nos angustian. Comprendemos que son imágenes que la mente ha creado para evitarnos experimentar lo que realmente es. Son un engaño, hecho por la mente para oscurecer la verdad, una carnada que mordemos.
Hay que seguir limpiado los sentimientos reprimidos y suprimidos que nos van quedando dentro. A veces nos atrapa un sentimiento en específico. Dejarlo ahí y no resistirse. Si no desaparece, tratar de dejarlo ir por partes.
Otro bloqueo puede venir al pensar que si dejamos ir el deseo de algo no lo vamos a conseguir. Es todo lo contrario. A veces debemos dejar ir creencias que tenemos bien plantadas (como “solo nos merecemos trabajo duro y esfuerzos”, “sufrir es bueno”, “no se consigue algo con nada”, “las cosas que son simples no valen la pena.”). Dejar ir estas cosas. Los efectos se van a sentir.

LA ANATOMÍA DE LAS EMOCIONES

El objetivo primario del ser humano, por encima de otra cosa, es sobrevivir: su persona, familia, seres queridos, país. Los humanos tememos, más que todo, perder la capacidad de experimentar, de sentir. Cuando nos vemos separadas y limitados, nos estresa el sentimiento pérdida. Es común mirar fuera para satisfacer necesidades. Esto noss hace sentir vulnerables, porque no somos suficientes con nosotros mismos.
El mito es el mecanismo de supervivencia. Y se basa en las emociones. Los pensamientos son engendrados por las emociones, y eventualmente, las emociones se convierten en atajos para los pensamientos. Millones de pensamientos se pueden reemplazar con una emoción. Las emociones son más básicas y primitivas que los procesos mentales. La razón es la herramienta que la mente utiliza para lograr sus fines emocionales. Cuando se usa por el intelecto, la emoción básica subyacente es usualmente inconsciente o al menos inadvertida. Cuando la emoción subyacente es olvidada o ignorada, y no experimentada, la gente no se percata de la razón de sus acciones, y buscan todo tipo de explicaciones. Con frecuencia, no saben por qué hacen lo que están haciendo.
Un método simple para vencer esto es preguntar ¿para qué?, y repetirlo varias veces hasta dar con el sentimiento básico encubierto. Un ejemplo sería: me gusta estudiar; porque quiero ser respetado; porque me interesa la aprobación de otros; eso me da un sentimiento de seguridad; para estar tranquilo; para sentirme realizado. Siempre se termina en uno de esos términos: inseguridad, infelicidad, falta de completamiento.
Cada actividad que hacemos revelará que el objetivo básico a lograr es cierto sentimiento. No hay otros objetivos que vencer el miedo y tratar de ser feliz. Las emociones están conectadas con lo que creemos que asegurará nuestra supervivencia, y no con lo que realmente lo hará. Las emociones por sí solas son la causa del miedo básico que lleva a todos a buscar constantemente la seguridad.

LA ESCALA DE LAS EMOCIONES

En este modelo se considera que las emociones emiten energía (positiva o negativa). Son 16 emociones básicas con puntos asociados. El nivel de Coraje (200), es el punto crítico que pasa de la energía negativa a la positiva. Es la energía de la integridad, de empoderar, de ser capaz de copar con los desafíos. Los niveles por debajo del Coraje son destructivos, y los que están por encima, soportan la vida.
Esta es la escala básica, partiendo de los niveles de energía más altos:
  1. Paz (600)-  Perfección, ausencia de esfuerzo, y unicidad. Es un estado de no dualidad entre la separación y el intelecto. Es iluminación y entendimiento. Y es raro de ver.
  2. Disfrute (540)-  Amor que es incondicional e invariable, a pesar de las circunstancias y acciones de otros. Exquisita belleza que se ve en todas las cosas. Está muy cerca de descubrir el YO, tiene compasión por todos, enorme paciencia, el sentimiento de unicidad respecto a otros, y una preocupación por su felicidad. Prevalece un sentimiento de completamiento y suficiencia.
  3. Amor (500)-  Una forma de ser que perdona, soporta, y nutre. No procede de la mente, sino del corazón. El amor se enfoca a la esencia de una situación, no a los detalles. Trata con los todos, no con los detalles. La percepción la sustituye la visión. No toma posición y le ve valor intrínseco a todo lo que existe.
  4. Razón (400)- Diferencia a los humanos del resto. Es la capacidad de ver las cosas en abstracto, conceptualizar, ser objetivo, y tomar decisiones rápidas y correctas. Es enormemente útil para resolver problemas.
  5. Aceptación (350)- Es energía que fluye fácil, armoniosa, flexible. La vida es buena, somos buenos, estamos conectados. Vive la vida en sus propios términos. No tiene que culpar a otros o a la vida.
  6. Voluntad (310)- Esta energía sobrepasa la supervivencia por una actitud positiva que le da la bienvenida a todas las expresiones de vida. Es amistad, querer asistir, dar servicio.
  7. 7.     Neutralidad (250)- Forma de vida cómoda, pragmática, y relativamente libre de emocionalidad. Está bien como sea. Libre de posiciones rígida, no juzga, no compite.
  8. Coraje (200)- Es la energía de “lo puedo hacer”. Es determinación, excitación por la vida, productividad, independencia, y auto-empoderamiento. Es posible la acción efectiva.
  9. Orgullo (175)- “Mi modo es el mejor”, se enfoca en su logro, deseo de reconocimiento, especialidad, perfeccionismo. Se siente mejor y superior a otros.
  10.  Enojo (150)- Esta energía vence al miedo  por fuerza, amenaza, ataques. Es irritable, explosivo, volátil, resentido. Es “te mostraré”.
  11. Deseo (125)- Busca siempre ganar, adquirir, sentir placer, y lograr algo. Insaciable, ambicioso. Lo quiera ahora, y lo quiere todo.
  12. Miedo (100)- Esta energía ve el peligro por donde quiera. Evita, es defensivo, preocupada por la seguridad, posesiva, celosa, vigilante, incansable.
  13. Aflicción (75)- Sin ayuda, con remordimiento, y la sensación de “si solo pudiera…”. Separación, depresión, tristeza. Perdedores.
  14. Apatía (50)-  Esta energía se caracteriza por la desesperanza, estar seco, muerto para los demás, inmovilizado, pobre.
  15. Culpa (30)- En esta energía quieres castigar y ser castigado. Lleva al masoquismo, al auto-rechazo, remordimiento, sentirse mal, sabotearse a uno mismo. “Es mi culpa” . Propenso a los accidentes, comportamiento suicida, y propensión a ser odiado por otros como un demonio. Es la base de muchas enfermedades mentales.
  16. Vergüenza (20)- Se caracteriza por la humillación, se acompaña de prohibiciones, es destructiva para la salud, y lleva a crueldad hacia los demás y hacia sí mismo.
La gente de baja energía termina unido a gente como ellos, por ejemplo, en una pandilla o en la cárcel.
Al dejar los sentimientos negativos comenzamos a subir en la escala anterior, al Coraje y más arriba. Comienza a aumentar la efectividad, el éxito, y la abundancia con menos esfuerzo. Tendemos a buscar a gente así, que está “más arriba”. Emanan energía a todos los que lo rodean. Mejoran la vida de todos los que entran en contacto con ellos. En el nivel de Coraje no han desaparecido todos los sentimientos negativos, pero ahora tenemos suficiente energía para tratar con ellos. La forma más rápida de ascender es decirnos la verdad y decirla a otros.

ENTENDIENDO LAS EMOCIONES

Todos los pensamientos se almacenan en la memoria, bajo un sistema de gradaciones, basado en el tono del sentimiento, no en hechos. Por eso se cree que la alertividad aumenta mucho más rápido observando los sentimientos y no los pensamientos (que pueden ser miles). Comprender la emoción subyacente, y gestionarla correctamente, produce más y en menos tiempo, que tratar con los pensamientos.
Al principio, si el tema de los sentimientos no es familiar, se aconseja comenzar por observarlos simplemente, sin ninguna intención de hacer algo al respecto. De esta forma, ocurrirá alguna clarificación acerca de las relaciones entre sentimientos y pensamientos. Luego de más familiaridad, se puede experimentar. Por ejemplo, se pueden apartar ciertas áreas de pensamiento que son recurrentes y tratar de identificar el sentimiento asociado a ellas. El sentimiento se puede trabajar entonces aceptando primero que está ahí, sin resistirlo ni condenarlo. Y se comienza entonces a vaciar la energía del sentimiento directamente, dejando que sea hasta que se acaba. Un tiempo después, los pensamientos se pueden volver a ver, y su carácter seguramente ha cambiado. Si el sentimiento ha sido totalmente rendido, y dejado ir, usualmente todos los pensamientos asociados con el mismo han desaparecido del todo, y se han sustituido por un pensamiento concluyente que maneja todo más fácilmente.
Es el caso del hombre que perdió su pasaporte en un país extranjero. Al acercarse la fecha de partida su pánico comenzó a aumentar cada vez más. Su mente volaba tratando de pensar dónde lo había dejado. Se culpa, no sabe qué hacer, y sabe que sin pasaporte no puede viajar. Perder el viaje tiene muchas consecuencias negativas para la persona. Finalmente, la persona decide usar la técnica y dejar ir el sentimiento.
Se preguntó a sí mismo: “¿Cuál es el sentimiento básico detrás de todo esto? Para su sorpresa, era la aflicción. No quería separarse de alguien a quién amaba. Había miedos asociados a la pérdida de una relación, o al menos su debilitamiento, debido a su ausencia. Al dejar ir la aflicción y el miedo asociado, la persona de pronto sintió un gran alivio. También pensó que si la relación no podía soportar una separación de dos semanas, no valía realmente la pena, así que no había nada en riesgo. Y tan pronto como sintió esta paz, recordó dónde estaba el pasaporte. No hay que decir que todas las preocupaciones, pensamientos, y consecuencias, desaparecieron. Su estado emocional era de gratitud y felicidad, en lugar de aflicción.
Dejar ir puede ser muy útil en las situaciones cotidianas. Pero su uso en las crisis puede ser crucial en evitar o aliviar mucho sufrimiento. En las crisis de vida siempre hay una gran dosis de emociones. De hecho, en las crisis es donde más se suprimen y reprimen sentimientos. En este caso el problema no es identificar la emoción, sino en cómo manejar estar abrumado.


Para entender poéticamente lo que significa "dejarlo ir", disfruten el video de la Película de Dysney "Frozen: Una aventura congelada" en https://www.youtube.com/watch?v=sII6eUOJ6Do (versión inglés-español) 
o en http://blogs.transparent.com/spanish/song-let-it-go-from-frozen-in-spanish/ (versión en español). 
o en https://www.youtube.com/watch?v=Dn-T8WTYCuY