"Cuando dudas de tu poder, le das poder a tus dudas." Honorato de Balzac. No sabemos ponernos en contacto con nuestros sentimi...
DÉJELO IR O EL ARTE DE RENDIRSE
"Cuando dudas de tu poder, le das poder a tus dudas." Honorato de Balzac.
No sabemos ponernos en contacto con nuestros sentimientos y experiencias. No sabemos buscar alivio al dolor y al sufrimiento, ni experimentar la verdadera felicidad. No nos conocemos a nosotros mismos.
Si pudiéramos aprender un mecanismo que alivie al instante la presión que sentimos, que podamos usar a voluntad, conscientemente, cada vez que lo necesitemos, entonces estaríamos a cargo de nuestros sentimientos y no a merced de las palabras y nuestras reacciones a las mismas. Dejaríamos de ser una víctima.
Vamos cargando una enorme reserva de negatividad (sentimientos, actitudes, y creencias), que nos hacen la vida miserable y son la base de muchos de nuestros males. Nos resignamos a ello, y tratamos de escapar de todas las maneras posibles. Vivimos huyendo del miedo que sentimos y la amenaza de la miseria.
A veces celebramos haber vencido nuestros miedos, pero siguen allí dentro, esperándonos. Le tememos a nuestros sentimientos porque no tenemos mecanismos para lidiar con ellos. Y, como no los enfrentamos, se siguen acumulando. Y esa acumulación de sentimientos es la que nos hace sentir mal.
1. SUPRESIÓN Y REPRESIÓN
Son las formas más comunes en que tratamos de "aplastar" los sentimientos. Queremos olvidarlos y seguir con nuestras vidas lo mejor que podamos. Los sentimientos que elegimos suprimir o reprimir dependen de nuestras creencias. La supresión de sentimientos luego se expresa en nuestro carácter irritable, dolores musculares, insomnio, indigestión, hipertensión, alergias, y otras condiciones.
Cuando reprimimos un sentimiento es porque la culpa y el miedo alrededor del mismo es tan grande que ni siquiera conscientemente la sentimos. Luego buscamos cómo mantener ese sentimiento reprimido, de modo que no se pueda expresar, y esté fuera de nuestras alertas. De estos mecanismos, la negación y la proyección son los más estudiados. Van juntos y se tienden a reforzar. Negamos que tenemos el sentimiento, y lo proyectamos al mundo que nos rodea, como si perteneciera a "ellos".
Culpamos a personas, instituciones, comidas, clima, etc., La proyección es el mecanismo más usado hoy en día.
2. EXPRESIÓN
Aquí el sentimiento se verbaliza, o se expresa con lenguaje corporal. Se "saca" una parte de la presión interna, de modo que el resto que queda dentro pueda ser reprimido. Expresar los sentimientos no nos libera de ellos, al contrario: nos permite suprimir una parte.
Cada persona, en función de sus peculiaridades, tiene un balance entre sentimientos expresados y suprimidos.
Si lanzamos nuestros sentimientos negativos sobre los demás, lo verán como un ataque, y reaccionarán a eso. Expresar la negatividad, por eso, destruye las relaciones. La alternativa es asumir la responsabilidad por nuestros sentimientos, y neutralizarlos. Y entonces expresar solamente los sentimientos positivos.
3. ESCAPE
El escape es evitar el sentimiento mediante la ocupación de la mente en otra cosa. Es la base de las industrias del entretenimiento, de las bebidas alcohólicas, y de la adicción al trabajo. Buscando escapar de nuestros sentimientos creamos dependencias de cosas externas que terminan convirtiéndose en adicciones.
Son las personas que viven chateando, o que desde que entran a la habitación encienden la tele. Viven constantemente programados por los datos externos que reciben. Temen un momento de soledad. Y caen en una socialización frenética: grupos de amigos, exceso de comida, viajar, comprar, ir al cine, usar medicamentos, ir a fiestas...
Muchos de los mecanismos de escape son inefectivos y estresantes. Se requiere mucha energía para escapar de los sentimientos. Se pierde creatividad, fortaleza, e interés real en los demás. La persona se hace egoísta, es incapaz de sentir el amor verdadero, y confiar en otra persona. Terminan aislados y odiándose a ellos mismos.
En contraste con todo lo anterior, ¿Qué ocurre cuando "dejamos ir" el sentimiento?
La energía tras el sentimiento desaparece ("se rinde") al instante, y el efecto neto es de descomprensión.
La presión acumulada comienza a disminuir en la medida que se le deja ir. Todos sabemos que, en el momento que lo dejamos ir, nos sentimos mejor. Cambia la fisiología del cuerpo: hay mejoras detectables en el color de la piel, la respiración, el pulso, la presión arterial, la tensión en los músculos, y la función gastro-intestinal.
En un estado de libertad interior, todas las funciones del organismo se mueven hacia el funcionamiento normal. Mejora nuestra visión y percepción del mundo. Nos sentimos más felices, más amantes, y más llevaderos.
Cómo dejar ir los sentimientos será tema de otra entrada del blog. Por ahora basta saber que la fuente del stress es interna, y no externa como se suele creer. Nuestra tendencia a actuar con miedo depende mucho de cuánto miedo tenemos dentro. Para la persona temerosa, este mundo es un lugar terrible. Para la persona enojada, todo es un caos. Para la persona culpable vivimos en el pecado y la tentación - que ven por todas partes. Lo que tenemos dentro colorea nuestro mundo. Si dejamos ir la culpabilidad, veremos la inocencia; en caso contrario solo veremos maldad.
El stress resulta de la presión acumulada de nuestros sentimientos reprimidos y suprimidos. Recuerde eso. Usted puede ser feliz. Eres responsable por tu felicidad.
Aquí puede leer la segunda parte de esta entrada
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