El famoso von Clausewitz explicó que “la guerra es un entorno donde lograr que las cosas simples ocurran es muy difícil, y lograr q...

TRES BRECHAS QUE DIFICULTAN EJECUTAR LA ESTRATEGIA


El famoso von Clausewitz explicó que “la guerra es un entorno donde lograr que las cosas simples ocurran es muy difícil, y lograr que ocurran las cosas difíciles, es imposible.” Sin embargo, en la guerra se han hecho milagros de ejecución. La maquinaria de la guerra trabaja en un medio de alta fricción, que se le opone. La fricción es la totalidad de las incertidumbres, errores, accidentes, dificultades técnicas, los imprevistos, y las consecuencias que tienen las decisiones sobre la moral y las acciones.
Las otras escuelas del generalato prusiano no reconocían el rol que juega la incertidumbre en la guerra. Creían que esos factores se podían eliminar con mejor planificación.
Las circunstancias externas no se pueden ignorar, y tampoco predecir con exactitud. Digamos que alguien tiene que viajar a un lugar en un tiempo muy limitado. Podría aliviarse de muchos problemas si se dedicara a conseguir toda la información posible sobre rutas, lugares, etc., pero eso le atrasaría. Tiene que partir con la información que tiene en el momento. No podemos predecir si al llegar al aeropuerto el vuelo está demorado, que no hay taxis al llegar, o que la cola de migración es enorme, que están construyendo un hotel al lado y hay polvo, y que la ducha no calienta. etc.
Pero hay también fricciones internas, en primer lugar por las voluntades de las diferentes personas del equipo o la empresa. Cada uno puede atrasar o entorpecer el plan. Esta fricción está por todos lados en una empresa, y tiene resultados imprevisibles porque es producto de la casualidad.
Nadie debería desarrollar una estrategia sin considerar los efectos de la fricción interna y externa. Anticipar esto es parte del trabajo gerencial; sin embargo, nos seguimos sorprendiendo cuando se manifiesta.
Un simple plan se puede frenar por fricción con las opiniones de otros, sobre todo cuando se trata de la alta gerencia. Hay varias fuentes de fricción:
1.     Insuficiente conocimiento del enemigo
2.     Rumores
3.     Incertidumbre respecto a la fortaleza de nuestra posición
4.     Incertidumbre que tiene la tropa respecto a su propia fortaleza
5.     Diferencias entre expectativas y realidad
6.     El hecho que un ejército nunca es tan fuerte como parece en papel
7.     Dificultades de abastecimiento
8.     La tendencia a cambiar un plan bien pensado al chocar con la realidad del campo de batalla
Notas que esto se resume en falta de información (1,2,3,6), otro con la interpretación de la información y las reacciones psicológicas a ello (4,5,8) y solo el punto 7 (logística) también tiene elementos de información y generación de stress. Tenemos información parcial, imperfectamente procesada por personas que están bajo stress en un entorno que cambia fuera de nuestro control.
Si la información es imperfecta, los juicios se deben hacer en base a probabilidades. Hay una sola forma en que un plan puede ir bien, pero hay infinidad de formas en que puede ir mal. Si se tuviera toda la información de previo, se podría hacer algo, pero eso no ocurre casi nunca. Ejemplo, el tiempo es impredecible (aun con ayuda de los pronósticos, que son probabilísticos). Los efectos de la fricción se multiplican, no se suman. Las pasiones, la voluntad, y la razón todas tienen un rol, cuya importancia varía según el caso.
Los resultados son impredecibles porque un pequeño desvío en algo puede llevar a una ruta completamente diferente a la planeada. Un pequeño insumo puede producir gran variación en el resultado.
La ciencia ahora conoce muy bien los sistemas no lineales (teoría del caos): en ellos el estado en que se encuentra el sistema en un punto dado provee los insumos para un mecanismo de retroalimentación que determina el nuevo estado del sistema. Algunos sistemas son sensibles a su estado inicial, de modo que sus estados futuros son impredecibles. Estos sistemas se llama “caóticos”. El nombre está mal puesto porque los estados realmente no son aleatorios, sino simplemente desconocidos.
Si esto se hubiera sabido en la época de Clausewitz, él hubiera descrito a la guerra como algo caótico en el sentido de su no linealidad. La guerra es un duelo entre dos fuerzas independientes, en que las acciones de cada parte dependen de las acciones de la otra.
Experimentamos fricción incluso a nivel individual cuando tratamos de lograr algo. Eso se exacerba en un grupo, donde información imperfecta se transmite de modo imperfecto, y se procesa imperfectamente. Además, la información es imperfecta no solo porque no sabemos lo que deberíamos saber, sino porque sabemos cosas que son irrelevantes.
La fricción es inherente a toda organización humana, sea un ejército o una empresa.
La mezcla de falta de información con lo impredecible de los eventos, además del hecho que somos agentes con voluntad independiente, hace que la fricción sea un problema mayor.
 La implementación de la estrategia viene de las brechas entre planes, acciones, y resultados. Hay diferencias entre lo ideal y lo real. Nuestros planes son imperfectos por falta de conocimiento. Las acciones no siempre son las planeadas por falta de alineación entre todos los que necesitan actuar. Y los efectos que logramos no son los deseados porque el entorno es no lineal, y por ende, no es predecible. Incluso si la situación es estable, algunos efectos de nuestras acciones no serán los esperados.
Para implementar una estrategia se necesita cerrar estas tres brechas: de conocimientos, de alineación, y de efectos. Estas brechas constituyen un sistema de causas. Y todas son resultado de la fricción. La incertidumbre real produce incertidumbre psicológica. No nos gusta la incertidumbre, tratamos de eliminarla. Para ello respondemos pidiendo más datos, dando instrucciones más detalladas, ejerciendo más controles. Los de arriba comienzan a micro-gerenciar el trabajo de los de abajo, y los de abajo comienzan a delegar hacia arriba todo.
Todo esto complica más el problema. Obtener más información cuesta más caro, y consume tiempo. Esto hace que las decisiones se demoren. Al pedir más detalles, no se aclara la situación sino que se pierde lo esencial de la misma. Y los controles añaden costos, y aumentan la rigidez. La gente deja de atender el objetivo y se centra en cumplir sus KPI.
La solución potencial debe cerrar las tres brechas. Para ello necesitamos teoría. Lo que vemos es a mucha gente haciendo muchas cosas y sin lograr mucho. Hay que entender que  la organización es una sistema, y cómo intervenir para cambiarlo.
En realidad hay otra brecha: entre saber-hacer. La misma tiene muchos síntomas: hablar sustituye actuar, los hábitos del pasado restringen las acciones, el miedo resulta del intervencionismo y el control, la proliferación de las métricas unidas a los sistemas de recompensa, y el uso incorrecto de la competencia interna en lugar de la cooperación.