NO HAGA NADA J. MURNIGHAN acaba de sacar un libro muy interesante sobre liderazgo (DO NOTHING!), del que quiero comentar algunas cosas. ...

No haga nada

NO HAGA NADA

J. MURNIGHAN acaba de sacar un libro muy interesante sobre liderazgo (DO NOTHING!), del que quiero comentar algunas cosas.

Usted será un líder más efectivo si, en lugar de hacer el trabajo por sí mismo, deja que otra gente lo haga. En otras palabras, deje de trabajar y comience a liderar. Las cosas son más simples cuando otras personas están a cargo y usted no tiene que tomar las grandes decisiones. Pero en cuanto le toca a usted cargar con el peso de la responsabilidad, no es fácil.

El autor sugiere que usted en su rol de líder debe concentrarse en facilitar el rendimiento de otros y orquestar sus acciones de modo que puedan combinar sus esfuerzos hacia el producto final más efectivo. Si puede dejar que los miembros de su equipo hagan lo que pueden hacer, ellos se sentirán mejor y usted podrá hacer otras cosas.

A los líderes que quieren hacer mucho los ven como micro-gerentes. No se dedique a hacer las cosas que le corresponden a otros. En lugar de ello, enfoque a que la gente tenga éxito en lo que están haciendo. Es decir, quítese del medio.

Por supuesto, esto no es fácil. Hay que aceptar que para que su equipo haga lo mejor, usted debe hacer menos, en proporciones crecientes. Recuerde que las competencias del líder no son las mismas que las del personal que está a su cargo. No trate de sustituirlo, excepto cuando

1. Usted es el único con las habilidades para hacer una tarea urgente
2. Cuando hay que hacer el trabajo gris, donde todos deben participar, incluso usted.

Y como ambas situaciones se resuelven con el paso del tiempo, al final el líder puede terminar sin tener que hacer ninguna de ellas. Entonces tiene tiempo para llegar un registro de cómo el equipo avanza y puede mejorar. Lo bello de todo esto es que solo cuando el líder no hace nada, es que los miembros del equipo están rindiendo bien.

¿Y qué hace un líder entretanto? En primer lugar tiene tiempo para planear, lo que es un lujo ahora. y facilitar el rendimiento de su equipo estableciendo altas expectativas, lo que puede resultar enormemente beneficioso para el equipo.

Hay una brecha entre empatía y poder que los grandes líderes saben cerrar. Efectivamente, los líderes tienen grandes dosis de poder y muchas veces la usan mal. Los líderes tienden a ser egocéntricos y ven su acción como algo individual en lugar de una actividad social. Pero los líderes no pueden ser efectivos por sí solos. No pueden enfocarse a lo que hacen como individuos. Tienen que prestar más atención a los miembros de su equipo. Ellos son lo que necesita para tener éxito.

Por otra parte, los líderes no son propensos a tomar en cuenta las perspectivas de los demás, pues el egocentrismo se los impide. Por eso los líderes suelen vivir en sus propios mundos, sin entender en los mundos que viven sus empleados. Sin embargo, el éxito requiere que el líder piense constantemente en cómo el equipo debe lograr cada vez más, en cómo enfocar al logro del objetivo final.

Por eso, los líderes deben prestar menos atención a sus acciones y dar mucha más atención a las reacciones de los demás. Es decir, pensar primero en las reacciones que quieren lograr en los demás, y hasta entonces, en las acciones que deberán tomar para que eso ocurra.

A pesar que la mayoría de los líderes quiere ser bien intencionado, cuando se enfocan en sus propias acciones esperan que los demás las interpreten positivamente y que reaccionen de forma apropiada. Cuando los líderes prestan insuficiente atención a las reacciones probables de los demás se pueden llevar sorpresas muy desagradables.

En fin, no piense primero en sus propias acciones, aunque esto parezca ser lo más natural. No crea que porque ve las cosas claras todos los demás las ven igual. Los líderes no sólo están enfocados en ellos mismos, sino que creen que los demás también están enfocados en su persona. Creen que todos entienden lo que dice y hace, y además, que simpatizan con eso.

Al mal interpretar el impacto de sus primeras acciones, los líderes tienden a mal interpretar también las reacciones de los demás. Y en base a esa mala interpretación, evalúan las acciones de los demás. Los líderes crean situaciones y luego culpan a su equipo por lo que pasa.

Terminamos esta primera parte de la revisión del libro con una serie de antídotos para los problemas del liderazgo egocéntrico:

1. Enfocar en ellos.
2. Aprender a considerar la perspectiva de su equipo
3. Pensar en el resultado, en las acciones del equipo, y sólo entonces en las acciones suyas
4. Escuche activamente
5. Dirija desde el balcón, pero camine por la planta.

Sepa lo que está pasando, pero no haga nada. Solo camine, observe, hable con la gente y escuche. Involúcrese, cuide de su gente.